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“Es más ventajoso examinar el texto diario y los comentarios de este folleto por la mañana. Sentirá como si Jehová, el Magnífico Instructor, lo despertara con sus instrucciones. Se nos dice proféticamente que Jesucristo se beneficia de las órdenes de su Padre todas las mañanas: ‘[Jehová] despierta mañana a mañana; me despierta el oído para que oiga como los enseñados’. Esas instrucciones dieron a Jesús ‘la lengua de los enseñados’ para que ‘supiera responder al cansado con una palabra’ (Isa. 30:20; 50:4; Mat. 11:28-30). Despertarse para recibir consejo oportuno de la Palabra de Dios todas las mañanas no solo le ayudará a afrontar sus propios problemas, sino que lo equipará con ‘la lengua de los enseñados’ para ayudar a otras personas” (La Atalaya 1/10/2000, pág. 20 párr. 9). Nota: "Examinando las Escrituras diariamente" es un folleto publicado anualmente por los Testigos de Jehová.

Propósito de este blog...

El libro Belief in God and Intellectual Honesty (Creencia en Dios y honradez intelectual) dice que la “honradez intelectual” se caracteriza por la “disposición para verificar lo que uno cree que es cierto” y “prestar la suficiente atención a las pruebas que se aportan”. Si usted ama la verdad, en toda su extensión, concordará con nosotros en que el genuino amor a la verdad envuelve más que el aceptar como cierto aquello que concuerde con el punto de vista de uno.

Benedicto XVI pregunta a Dios: "¿Por qué, Señor, callaste?". Jehová le responde: "¿Oíste a mis Testigos?"

La siguiente noticia apareció el 19/08/2011 en edición digital de diario El Mundo, de España
(http://www.elmundo.es/elmundo/2011/08/19/espana/1313768364.html)

La pregunta al Papa del niño con cáncer

José Manuel Vidal | Madrid
Actualizado viernes 19/08/2011 17:39 horas

Sentado en su silla de ruedas no sonreía ni a las cámaras de Telemadrid que se interesaban por su historia. Un niño enfermo y en silla de ruedas se empeñó en hablar con el Papa para darle un sobre con una pregunta, entregárselo en mano y esperar la respuesta de Benedicto XVI.
Una pregunta clara, concisa y directa que reza así: "Santo Padre, ¿por qué Dios, si es bueno y omnipotente, permite enfermedades como la mía en personas inocentes?". El chaval movió Roma con Santiago y, a través de unos contactos en la organización, consiguió que el Papa se parase ante su silla de ruedas un minuto. El tiempo suficiente para que el chaval le entregase su pregunta y el Papa le prometiese una respuesta.

¿Y si no te responde?, le preguntaba la reportera de la televisión madrileña. Y el chico, siempre triste y serio, en medio del jolgorio de un mar de monjas, contestaba lacónico: "Si no me contesta, me llevaría una gran decepción, porque hace años que me vengo planteando esta pregunta". Probablemente reciba una respuesta amable del Papa, pero sin demasiadas explicaciones sobre la pregunta formulada.

'¿Por qué se quedó callado?'

Una pregunta (la gran pregunta) con difícil respuesta. La pregunta por el mal inocente, para la que el propio Papa teólogo no encontró respuesta, cuando visitó el campo de exterminio de Auschwitz el 28 de mayo de 2006. "En un sitio como este -dijo entonces el Papa-, las palabras no sirven. Al final, sólo puede haber un terrible silencio, un silencio que es un llanto del corazón a Dios: ¿Por qué, Señor, se quedó callado? ¿Cómo pudo tolerar esto?¿Dónde estaba Dios en este momento? ¿Por qué se quedó callado? ¿Cómo pudo permitir esta eterna matanza, el triunfo del mal?"
Y, a continuación avanzaba cierta explicación y decía que los humanos no podían "meterse en el misterioso plan de Dios" para entender tanto mal, sino sólo "pedirle humilde e insistentemente que se levante y no se olvide de la humanidad, su criatura". ¿Qué contestará al chaval que le entregó su pregunta en El Escorial?



“¿Por qué, Señor, callaste?”
ESA pregunta la planteó el papa Benedicto XVI como parte de su discurso del 28 de mayo de 2006 cuando visitó el antiguo campo de concentración de Auschwitz (Polonia), el lugar donde los nazis asesinaron a cientos de miles de judíos y de otras personas. Dijo, además: “¡Cuántas preguntas se nos imponen en este lugar! Siempre surge de nuevo la pregunta: ¿Dónde estaba Dios en esos días? ¿Por qué permaneció callado? ¿Cómo pudo tolerar este exceso de destrucción, este triunfo del mal? [...] Debemos seguir elevando, con humildad pero con perseverancia, ese grito a Dios: ‘Levántate. No te olvides de tu criatura, el hombre’”.

El discurso del Papa provocó todo tipo de reacciones. Algunos detectaron reveladoras omisiones, como el hecho de que no mencionara el antisemitismo relacionado con las atrocidades cometidas en Auschwitz. Otros interpretaron sus palabras como un intento de quitar importancia a la petición de perdón de Juan Pablo II por los pecados cometidos por la Iglesia. Un periodista católico, Filippo Gentiloni, plantea esta otra cuestión: “Ante la difícil pregunta de dónde estaba Dios —una pregunta sin respuesta—, era lógico que no pocos comentaristas pidieran más bien que se les contestara una pregunta más sencilla: ¿dónde estaba Pío XII?”. Estas críticas hacían referencia al silencio que guardó el papa Pío XII durante el Holocausto.

El Holocausto y todo otro acto de genocidio cometido a lo largo de la historia humana confirman que “el hombre ha dominado al hombre para perjuicio suyo” (Eclesiastés 8:9). No, el Creador del ser humano no ha permanecido callado ante tantos horrores. Más bien, mediante las páginas de la Biblia ha revelado las razones por las que permite la maldad, y nos garantiza que no ha olvidado a la humanidad. De hecho, pronto llegará a su fin el espacio de tiempo que Dios ha concedido para que el hombre se gobierne solo (Jeremías 10:23). ¿Le interesaría saber más del propósito de Dios para la humanidad? Los testigos de Jehová le ayudarán con gusto a encontrar las respuestas bíblicas a estas preguntas que han dejado desconcertado al papa Benedicto XVI.


¿Desearía entender mejor la razón lógica que da la Biblia a la cuestión de por qué permite Dios el sufrimiento?


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 “Esto es lo que ha dicho Jehová el Hacedor de la tierra, Jehová el Formador de ella para establecerla firmemente, Jehová por nombre: ‘Llámame, y yo te responderé y prontamente te informaré de cosas grandes e incomprensibles que no has conocido” ” 

(Jeremías 33:2, 3)